Desde su creación a principios del siglo veinte, las famosas zapatillas Converse All Star han llamado la atención de distintas generaciones. Diseñadas originalmente como un calzado deportivo para los jugadores de baloncesto, la marca ha sobrevivido al transcurso de los años y de las distintas modas, sobre todo gracias a su modelo estrella Chuck Taylor All Star que lleva el nombre de un famoso jugador de baloncesto de la NBA que puso su firma en el logotipo allá por en 1923. En 2003, el grupo Nike compró la marca que recibió un tremendo impulso y hoy sigue vendiendo sus modelos clásicos como las Converse blancas, negras o rojas, y una paleta de colores y estampados casi infinita que jamás pasarán de moda.
La marca tiene tal éxito que el número de ventas lleva más de diez años al alza alcanzando unos ingresos de más de 2.200 millones de dólares en 2021. El número desorbitado de ventas de Converse y los materiales relativamente económicos que requiere para su fabricación como son la loneta y la goma hace que sus zapatillas sean un blanco perfecto para los falsificadores. Sin embargo, hay varios detalles a considerar con los que podemos identificar si nos encontramos ante unas Converse originales o de imitación.
Para diferenciar unas Converse originales, hay que fijarse muy bien en cada elemento clásico que debe llevar la zapatilla. En primer lugar, en la plantilla interior, las zapatillas originales llevan la palabra Converse impresa en letras claras y nítidas y en las imitaciones la calidad de la impresión no suele ser la misma.
En segundo lugar, las originales llevan una etiqueta de tela cosida en zigzag en la lengüeta con el logo Converse All Star y otro logo igual, esta vez en goma, en el talón, sobre la suela. Una imitación podría no llevar estos logos o mostrar una calidad inferior: una pintura y definición mediocres en el talón y costura simple en la lengüeta.
Otro elemento a verificar antes de comprar unas Converse es la suela de goma. Las Converse All Star emplean un material muy macizo y de mucha calidad. Además, el modelo incluye siempre una línea negra que cruza toda la suela de forma totalmente paralela. Esta línea debe ser totalmente uniforme, recta y clara. Si la suela tiene un fuerte olor a goma a causa del uso de un material de menor calidad o su línea negra lateral no es uniforme, la zapatilla es de imitación.
Por último y no menos importante, observa el parche lateral. El famoso parche de Converse muestra una estrella siempre de un tono azul marino, la firma de Chuck Taylor y unas costuras fuertes y estéticamente impolutas. En unas Converse de imitación, alguno de estos tres elementos podría fallar.
Unas Converse auténticas, a diferencia de las de imitación, vienen en una caja de cartón de calidad, rellenas de papel para evitar deformar las zapatillas y embaladas por separado mediante una hoja de sulfito blanco. Las Converse falsas no suelen cumplir este requisito.
Por último, aunque ya no hablemos estrictamente de las diferencias entre unas Converse falsas y unas originales, es importante añadir que, para no tener que hacer distinciones, es muy importante considerar a quién o dónde se compran las Converse. Un precio exageradamente bajo para un modelo de calzado de calidad que no suele bajar de los 50 euros, una tienda sin seguridad o email de confirmación de compra o un comprador que únicamente acepta pago en efectivo, entre otros detalles, debería hacer saltar todas las alarmas.