El charol puede ser más o menos tendencia según la temporada, pero la verdad es que jamás llega a pasar de moda. Este brillante material puede encontrarse en cualquier tipo de zapato, desde unos stilettos de infarto, pasando por unos botines, unos mocasines o incluso unas zapatillas deportivas. Pero claro, para que el charol luzca bonito, hay que mantenerlo, sobre todo en época de lluvias. Siguiendo unos sencillos pasos y con los consejos adecuados, podrás mantener tus zapatos de charol brillantes durante mucho tiempo.
Para empezar, hay que limpiar la superficie de los zapatos con suavidad. Se necesita un paño suave que no pueda arañar el charol, mejor si es de microfibra, agua tibia y jabón. Moja el trapo con agua jabonosa, pásalo por el calzado con cuidado y aclara con agua tibia. A continuación, limpia la suela con un cepillo y deja que se seque a temperatura ambiente.
Tras este primer paso, toca enfrentarse a las manchas persistentes. Según el tipo de mancha, puedes emplear un producto u otro. La leche limpiadora, la que se suele usar para el maquillaje, funciona muy bien para eliminar las marcas superficiales y el alcohol al 70% para las manchas más difíciles. El vinagre blanco, por ejemplo, sirve para eliminar las machas de grasa y el bicarbonato ayuda con las machas de pegamento.
Es importante hidratar el charol con regularidad para evitar que esta piel de aspecto tan brillante se acabe agrietando en las zonas del calzado que más pliegues y deformaciones sufren. Para mantener la flexibilidad de la piel y nutrirla, puedes usar varios productos.
Por supuesto, existen productos específicos de zapatería para ello y siempre son los más recomendables. Bastará con seguir las instrucciones del fabricante para aplicarlos en el zapato de charol. Sin embargo, pueden usarse otros productos que habitualmente tenemos en casa. La leche limpiadora hidratante, además de limpiar, también ayudará a mantener la hidratación del charol. El aceite de ricino, la vaselina o incluso el aceite de oliva, los tres muy grasos, también son efectivos si se aplican en poca cantidad por todo el zapato.
La 'misión' principal de un bonito zapato de tacón o botín de charol es brillar todo lo posible. Para mantener el brillo del primer día, puedes recurrir a un barniz abrillantador específico para charol, al zumo de un limón o, nuestro preferido, al clásico spray que todos tenemos en casa para limpiar los cristales. Con estos pequeños trucos y una buena gamuza, tus zapatos de charol preferidos se mantendrán brillantes.
Para terminar, es interesante usar un producto impermeabilizante, sobre todo si se vive en una zona especialmente húmeda o en temporada de lluvias, para minimizar las futuras manchas de lluvia. Aunque el charol es un material relativamente fácil de limpiar y mucho más resistente que otros cueros como el ante o el nobuk, toda precaución es poca.